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Sindicatos, huelgas y moda, un trío visible a raíz del COVID-19

  • Foto del escritor: Juan Felipe Parra Rosas
    Juan Felipe Parra Rosas
  • 29 jul 2020
  • 2 Min. de lectura

Para nadie es un secreto que muchas de las marcas más representativas de la industria de la moda centralizan sus puntos de fabricación en países donde la industria textil es fuerte y su normativa laboral y ambiental es laxa; teniendo un control omnipotente y asegurando utilidades que justifiquen la centralización de la producción de toda la línea de ropa y accesorios en un solo lugar.


Países como Camboya, India y Bangladés se han convertido en los centros de producción textil de las grandes industrias de ropa en masa; Inditex, H&M, Mango y GAP han tercerizado en fabricas locales su producción textil al por mayor, teniendo efectos gigantes en el PIB de los países que, como Bangladés, han reportado más de 26.000 millones de euros en concepto de exportación textil manufacturada al exterior al año.


Pese a esa cifra exorbitante, las condiciones de los trabajadores, que en un 80% son mujeres, no mejora para nada, viéndose retribuidos por más de 8 horas de trabajo con un salario mínimo mensual equivalente a 93 euros, sin un régimen establecido de horas extra y sin una definición clara de la jornada de trabajo. Lo anterior ha generado que los trabajadores se agrupen en sindicatos y mediante el derecho colectivo y la huelga, esa herramienta disruptiva satanizada por muchos empresarios, hagan respetar sus derechos y ese postulado casi utópico del trabajo digno, pregonado por la OIT.


Gracias a la lucha de los sindicatos de las fábricas textiles y la presión internacional que se ejerce sobre las grandes marcas de ropa, los distintos actores han tenido que ceder a varias de las peticiones de los trabajadores revindicando una serie de derechos, entre los cuales se encuentran la imposición de jornadas máximas y el aumento del salario mínimo.


En tiempo de covid-19

Pues bien, con la pandemia que afronta todo el mundo se ha evidenciado que así se tercerice la fabricación de la ropa las empresas que comercializan esas prendas o accesorios bajo una marca tienen una co-responsabilidad con el tejido empresarial y laboral.

Es por esto que, las protestas vividas en los últimos días en Camboya, India y Bangladés (en donde el 47% de los trabajadores de la confección no están percibiendo su salario) en contra medidas de despidos y licencias no remuneradas a trabajadores de las industrias textiles locales, han hecho visible el malestar de los sindicatos en contra de las decisiones de las grandes marcas de ropa, que por fuerza mayor o caso fortuito han tenido que renegociar o suspender la ejecución de los contratos.


Sin embargo, las protestas al parecer tuvieron efectos ya que H&M por ejemplo, dio reversa a varias decisiones que ponían en jaque varios empleos en la industria textil por la inconformidad visible que manifestaron varios trabajadores de las fábricas. Ademas, gracias a estas marchas y huelgas la OIT creo un grupo de trabajo para movilizar recursos que garantizan la continuidad de las fábricas y el pago de los salarios durante la emergencia sanitaria. Cabe recalcar que varias marcas de ropa, como lo son Adidas, C&A, H&M, Inditex, Marks&Spencer, Primark, Under Armour y PVH han apoyado la iniciativa.

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