La cuarentena dejó al descubierto el lado oscuro de la situación laboral en la industria de la moda
- Juan Felipe Parra Rosas
- 30 jun 2020
- 2 Min. de lectura
¿Qué le depara el futuro a los freelancers?
La pandemia que afronta el mundo ha obligado a que los estados tomen medidas extraordinarias, como lo son las cuarentenas, y con ellas una suspensión generalizada de actividades económicas que connaturalmente tiene un impacto en las relaciones laborales existentes dentro de los sectores productivos de un país. Estos efectos, de los que no escapa la industria de la moda, se han traducido en medidas extraordinarias: como las suspensiones de contratos de trabajo, licencias no remuneradas y vacaciones anticipadas dadas a los trabajadores dentro de la cadena de producción y comercialización.
Sin embargo, existe un sector oculto que ha sido históricamente excluido de los vínculos laborales, los llamados freelancers, cuenta propia o independientes que dentro de la industria se personifican en los fotógrafos, modelos, estilistas y demás, que no cuentan con un vinculo laboral existente y cuya contratación pende de un contrato de naturaleza civil o comercial; generando que las garantías laborales contenidas en los estatutos normativos de cada país no les sean aplicables.
Esto, deja a los independientes (entre 2012 y 2018, de acuerdo con los datos de OIT, el empleo por cuenta propia en América Latina subió de 21,1% de los ocupados a 23%) [1] en una situación de vulnerabilidad nunca antes pensada ya que al no contar con un vínculo laboral en los tiempos en donde reina la incertidumbre por el COVID-19, se encuentran a la intemperie y sin alternativas de subsistencia, sin tener un empleador a quien reclamarle y sin contar con mecanismos que atiendan la situación del cesante.
No obstante, esta vulnerabilidad no es nueva, ya que la industria de la moda ha naturalizado la contratación de modelos, fotógrafos y estilistas mediante contratos cortos y cuya naturaleza es comercial; tejiendo un entramado complejo en donde existen multiplicidad de contratos de representación y de prestación de servicios, dejando un sin sabor o al menos una sospecha de que allí se oculta una relación de subordinación.
Y claro, estos efectos posiblemente no los viven y los sufren los grandes fotógrafos o modelos que tienen contratos por sumas cuantiosas y que generalmente confían en la inversión y el ahorro para la vejez; pero los “trabajadores” del día a día son los que se ven inmersos en situaciones infrahumanas que hacen pensar que las grandes revoluciones en materia de derechos laborales nunca se hubieran dado.
Una consideración final…
La precarización laboral existente toda una vida y a la que han sido condenados algunos “trabajadores” de la industria de la moda, se ha visto visibilizada por la pandemia dejando al descubierto la fragilidad de la incertidumbre e impredecibilidad de su “relación de subsistencia”. Es por esto, que la industria no puede dejar pasar esta oportunidad de oro para implementar, junto con los estados, una respuesta integral que incluya una política fiscal y económica solidad; un marco regulador que erradique y no promueva la precarización y revindiquen los derechos de este grupo de trabajadores; que en muchos países ni siquiera se han articulado en grupos activos sindicales o gremiales.
[1] Informe OIT Panorama Laboral revela precarización del empleo en América Latina. A propósito de la precarización laboral, en nuestra cuenta de Twitter les dejamos un hilo sobre lo que está pasando en las fabricas de H&M en India.
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