top of page

Fuera de contexto

Aquí estamos, hablando de vestidos y telas, costuras y confecciones, intentando que una pasión por lo banal suene inteligente.

Desliza para ver más

inicio

¿Por qué hablar de moda?

Pareciera que el mundo está ocupado con cuestiones políticas que no le permiten concentrarse en manifestaciones artísticas o dilemas estéticos, sin embargo, aquí estamos, hablando de vestidos y telas, costuras y confecciones, buscando darle una razón a este interés e intentando que una pasión por lo banal suene inteligente, buscando otorgarle un sentido social a manifestaciones que no necesariamente las tienen.

 

Pero ¿de dónde sacamos la idea de que esto no importa?, ¿quién nos enseñó que nos hacia inteligentes y que no? Apuntar dedos y realizar acusaciones resultaría sencillo, algún profesor en el colegio que no nos apoyó cuando quisimos hacer las cosas diferentes, un familiar que menospreció nuestros primeros intentos como artistas, incluso, hasta nosotros mismo; obligándonos a justificar cada obra y cada acción por querer demostrar que nuestras expresiones deberían tener un espacio en el mundo. Nada de esto soluciona nuestro problema principal. Vivimos en un mundo que valora las reglas y la simetría, entonces nos obligamos a ser simétricos y vivir de forma lineal, ignorando la circularidad de nuestras vidas, los retornos que siempre tenemos hacia nosotros mismos.

La moda colombiana nos refleja como nación: congelados en el tiempo con ganas de avanzar pero sin saber cómo.

Pareciera que si revisamos nuestro contexto inmediato, sólo nos encontramos con conflictos, manifestaciones y cada vez más regulados frente a cómo se debería vivir y pensar. Las épocas de vanguardias liberales que invitaban a la liberación se acabaron, o tal vez nunca tuvieron la fuerza para comenzar, sólo sembraron una semilla que a pesar de sus esfuerzos, quedó ahí, quieta, sin jamás florecer, pero sin jamás morir. Somos hijos de esa semilla y así como existió la época en la que habían peleas en los periódicos por lo que se exponía en salones nacionales de arte, este es nuestro momento de luchar por los diseñadores y lo que exponen en las pasarelas.

 

La moda, como una manifestación artística más, no tiene porqué justificarse, su razón de ser yace en sí misma, en todos nosotros. Cómo vestimos, lo que usamos, como lo usamos y cuando lo usamos habla de nosotros mismos, incluso más que nuestras propias palabras y acciones. Las estructuras básicas de nuestras sociedades se ven reflejadas en la ropa que nos ofrece el mercado, ¡y aún así tenemos que defender la moda de la banalidad! Partimos de que estamos fuera de contexto, ¿pero quién encaja en este?

El problema surge en cuando la ignoramos, cuando creemos que no tiene cabida en nuestro espacio y entonces perdemos poder sobre ella. Es hora de democratizar la moda y ser críticos sobre ella, de entender que este espacio le pertenece y tiene que reaccionar con él. Somos una generación crítica, que siempre busca reaccionar ante lo que pasa en nuestras sociedades, tal vez llegó el momento de proponer y no esperar a que el mundo se ajuste a nosotros, tal vez llegó el momento de cambiarlo nosotros.

 

La moda nos invita a redescubrirnos, a destruirnos y crearnos con nuestras partes y a hacer lo que queramos. Es una expresión que va más allá de reflejar nuestros gustos estéticos, expone nuestra forma de ver el mundo, de pensarlo y sentirlo. Cada prenda se construye a partir de una necesidad, sin embargo nuestra misión es encargarnos de ser veedores y se relacionen con nuestros intereses.

La moda colombiana nos refleja como nación: congelados en el tiempo con ganas de avanzar pero sin saber cómo. Confundidos sobre qué rumbo tomar y llenos de modelos europeos que no encajan completamente en nuestras experiencias culturales. Replantearla puede ser entonces la salida de ese claustro temporal que pareciera que no queremos abandonar pero que debemos superar. Nuestra industria necesita un cambio, pero para que esto suceda hay que incentivarlo.

 

La Real Academia de la Lengua Española define banal como “trivial, común, insustancial”, tres adjetivos que describen la mayor parte de las cosas que componen al mundo. ¿Qué hay de malo en lo común?, ¿quién define qué tiene o no sustancia?, ¿qué pensamos como sustancia? El afán de deslegitimar a partir de adjetivos cuyo significado depende de alguien más es la razón de querer mostrar una pasión como algo inteligente.

 

¿Por qué hablar de moda? ¿Por qué no?

Modelo: Tatiana López

Fotografía y postproducción: Arnold González

Editores de moda: Sebastián Ascencio y Laura Saade

Especial agradecimiento a:

Silués Concept

Gabriella Marulanda

Simón Samper

Pedro Samper

Juan José Corredor

José Pezzotti

Sofía Medellín

Queremos estar en tu inbox.

bottom of page