El duro camino de la inclusión en la moda
- Alejandra Hernández
- 16 jun 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 20 jun 2020
A lo largo de la historia se ha visto como la forma en que vestimos se ha convertido en una forma de expresar nuestros pensamientos, nuestra forma de ser, pero, sobre todo, se ha convertido en una forma de expresar revoluciones y cambios políticos y sociales.
La moda ha sido una forma de reivindicar a las mujeres, a los queer, a los negros, que, por medio de la ropa veían una forma de expresar su opresión. Sin embargo, la industria ha sido muy opresora. Siempre ha tendido a imponer un tipo de persona y un prototipo de mujer que puede entrar en ese gran círculo por lo que hace que se vea superficial y vacío.
Si a la gente se le pregunta cómo es una mujer que trabaja en el mundo de la moda, muchos responderán: blanca, alta y delgada, ese es el tipo de mujer que se ve en la pasarela y en las fashion weeks.
Sin embargo, en los últimos años se ha empezado a generar un cambio pequeño en el círculo de la moda. Primero, se ha visto un incremento en las modelos negras que caminan en las pasarelas más importantes a nivel internacional, pero el cambio no sólo se ha visto en ese ámbito, poco a poco, se les ha dado espacio a las modelos plus size. En la última pasarela de Fendi (y la primera colección en muchos años que no fue hecha por Karl Lagerfeld) vimos a mujeres de más de 40 años con cuerpos gruesos que se tomaban la pasarela. También hemos visto como Calvin Klein ha sacado campañas de su ropa interior con mujeres negras, blancas, latinas, gordas, flacas, de cuarenta, de veinte, haciendo que cada mujer se sienta identificada cuando vaya a comprar su ropa.
Aunque esto está excelente y ha generado mucha acogida, muchas veces es posible creer que todo esto se hace por obligación y los cambios se evidencian de manera muy superficial. Todos los movimientos revolucionarios han ganado espacio por presión y lucha lo que hace que la gente privilegiada, que no ha vivido el sufrimiento de alguna minoría, se tenga que acomodar a vivir de una manera inclusiva. Sin embargo, la adaptación nunca es fácil y llegar se convierte en un camino difícil.
El caso de la moda es similar, existen situaciones donde las marcas y sus comprados se rehúsan a aceptar la inclusión (o lo hacen por presión). Un ejemplo muy claro es Victoria´s Secret, la marca de lencería que siempre vendía un prototipo de mujer casi inalcanzable, representando este ideal de mujer como ángeles. Su fórmula generó dinero y, ¿quién no ha sido alguna vez fan del Victoria’s Secret Fashion Show?, pero las mujeres hemos cambiado la forma de ver la vida y de vernos a nosotras, ya no queremos ser o llegar a ser una modelo de Victoria’s Secret. Queremos, más bien, poder vestirnos y sentirnos identificadas con lo que nos venden, por lo que el modelo de mujer perfecta que manejaba la famosa marca de lencería poco a poco ha ido cayendo, tanto así que, debido a la presión, se canceló el show anual y decidieron sacar una campaña mucho más inclusiva.
Esto está excelente, pero todo se dio gracias a que su negocio cayó, cayó en frente de marcas como Savage X Fenty que le quitaron clientela y audiencia. Rihanna decidió grabar un show y reproducirlo por Amazon Prime con mujeres con las cuales todas podíamos sentirnos identificadas. Cayeron las ventas y se replantearon la forma de ver a la mujer, fue casi una obligación.
Otro claro ejemplo de no inclusión ha sido la de Dolce & Gabbana. Domenico Dolce y Stefanno Gabbana han tenido varios escándalos sobre racismo y misoginia que han hecho que la marca pierda credibilidad. Esto les costó por un tiempo (van a volver en el 2021) estar fuera de la lista oficial de diseñadores de la semana de la moda de Milán. También, se han visto obligados a vestir celebridades cuya imagen antes criticaron como la mexicana Yalitza Aparicio.
Aunque a muchas marcas se han visto obligadas a cambiar su forma de pensar por medio de presión, lo que se debe lograr es un cambio más estructural y no tan superficial. El movimiento Black Lives Matter ha hecho que muchas compañías empiecen a pensar que apoyar la inclusión va más allá de una publicación en Instagram, sino darles oportunidades verdaderas a las personas negras de crecer en todos los ámbitos, ámbitos que incluyen el mundo de la moda.
Recientemente, Samira Nasr se convirtió en la nueva directora editorial de Harper´s Bazaar Estados Unidos. Es increíble que después de 150 años que lleva la revista, sea la primera vez que una persona negra ocupe este cargo, pero son estos pasos los que hacen que el mundo sea más acogedor para todos.
Esperamos que, en los próximos años, todas las minorías tengan un espacio y una voz igual de fuerte que los que están acostumbrados a tenerla.
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