Otra colección blanca de Dior
- 31 may 2018
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Dior es grandeza. No hay duda. Es una de la casas de modas más grandes de Francia, y ha sido dirigida por los más importantes diseñadores de la historia. Después de once colecciones, parece momento de preguntarse ¿Maria Grazia Chiuri figurará o no como una de las grandes diseñadoras que ha aportado a la historia de la casa? Si bien su última colección, Resort 2019, fue buena, no logra realmente consolidarse como una gran colección.
La inspiración en la que se basó la diseñadora incluye, entre otras cosas, el delicado encaje que se produce en la ciudad que hospedó el show, Chantilli, así como los jinetes escaramuza mexicanas y la protesta llamada Miss American Protest, realizada por mujeres feministas en 1968. Trajes con corte de new look, faldas de tull, chaquetas con motivos bordados, cueros y muchos vestidos transparentes de encaje llenaron una pasarela nada novedosa en textiles, pero sí en silueta. Las referencias fueron claras. El show inició con una presentación de los jinetes de escaramuza vestidas en trajes especialmente diseñados para ellas. Luego, una a una, las modelos caminaron en looks que en su generalidad se inspiraban en los jinetes que horas antes se habían presentado.
Ahora, si bien encontramos los mismos vestidos transparentes de tull, mínimamente Maria Grazia se tomó el trabajo de complejizarlos un poco más. Detalles en encaje, más volumen y cortes distintos en los hombros y cuello le dieron un aire renovado a un estilo que la diseñadora ha estado trabajando desde el inicio como directora creativa de la marca. Así mismo, los blazers y las piezas en cuero aparecieron con un trabajo distinto sobre ellas, con más cuidado en los detalles, que es lo que hace en últimas especial a estas marcas de lujo.
Sin embargo, estas mejoras no hicieron memorable a la colección. Pareciera que Maria Gracia tuviera que responder por sacar en cada colección las mismas tres chaquetas, dos camisas, tres botas y 20 vestidos transparentes, porque en cada colección vemos lo mismo pero con distintas referencias. Además, siempre se tiene que idear algo simplemente feo para ponerle a las modelos, de modo que pueda ser una colección de ella. En esta ocasión, las correas absurdamente grandes, negras o bordadas; o esos sombreros sin diseño alguno. Maria Grazia sigue siendo una diseñadora mediocre. Y dada la cantidad de recursos, historia, talento y presupuesto con los que cuenta en Dior, es imposible no preguntarse: ¿por qué sigue sacando estas colecciones tan simples y aburridas?
Seguramente Chiuri está confiada en que si sigue sacando toda esa ropa bajo una ideología sosa y sin real espíritu, venderá sin importar lo creativo de su trabajo. Y así llega la pregunta sobre las responsabilidades que implica no solo ser una marca de moda y poner ropa en pasarelas, y lo que pueda decir, sino sobre lo que se dice propiamente, en nombre propio, lo cual nos lleva a la cuestión sobre cómo usamos y nos apropiamos de las ideas ajenas para nuestro uso creativo. Porque además, vender ropa bajo ideales feministas blancos, como hace Grazia, es sin duda un problema importante en la construcción de una nueva identidad de mujer. Pareciera que la única que cabe bajo esta imagen de mujer fuerte e independiente de Chiuri es una chica joven de 20 años, francesa, blanca y millonaria, del primer mundo, con ideas del heteropatriacado, flaca y estudiada. Y eso es lo único que se ve en las pasarelas. Aquí la gorda, la negra, la adulta mayor no caben, porque ni siquiera esa ropa está hecha para ellas.
Una colección más, otra oportunidad pérdida por la diseñadora para redimirse en su labor. El momento en que ella deje de esperar que su discurso haga todo por ella, o que se tome el feminismo realmente en serio y trabaje realmente comprometido con él, va a ser el día que podremos ver una colección realmente interesante en Dior.
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