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Olga de Amaral: Cuando el tapiz convierte

  • Foto del escritor: Gabriel Moreno Reza
    Gabriel Moreno Reza
  • 7 jul 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 8 jul 2020



La obra de la artista colombiana Olga de Amaral nos acerca a nuestro eminente pasado pre-colombino: sus tejidos bañados en oro y nudos que cuelgan en clave de trenzados, nos hacen pensar en nuestra relación más pura, original y sensitiva con toda una carga de ancestralidad que poseemos al ser parte de este caribe amerindio.

Aquella singularidad entre el juego del pasado y del presente de la historia nacional, deviene en la obra de Amaral en varios elementos, como es la presencia de algodones, hilos tensados y demás pigmentos naturales que dan cuenta de una escogencia múltiple en materiales, pero también en la apropiación visual de una artista que fusiona la artesanía, el diseño, la fabricación artesanal e incluso la moda en una sola obra.

Ahora, es sobre este último aspecto, al que quisiera volcarme: ¿puede el arte salir del museo para fundirse con todas sus fuerzas hacia otros lugares no tan rígidos? Olga de Amaral, a sus 85 años, cuenta con más de 180 exposiciones entre individuales y colectivas y un verdadero reconocimiento en el mundo del arte que le ha merecido hacer parte de las colecciones del MoMA, el MET, el Museo de Arte y de Diseño de Nueva York, el Museo de Arte Moderno de París, el Museo de Bellas Artes de Houston.

Amaral parece concebir su proceso de creación en aquella frontera, su obra que no solo corresponde a técnicas estéticas fijas sino a la necesidad de generar diálogos con otras expresiones, para así formar una sola pieza donde une la fuerza de la pintura, el textil y la confección. Aunque es indudable la relación que existe entre arte, diseño y arquitectura, son las nuevas apuestas de los artistas y casas de confesiones que han hecho de esta relación algo mucho más fuerte, como lo fue salir de los museos a otras plataformas.

Para el 2019, Amaral presenta a la casa de la moda francesa, Dior, una serie de bolsos que fueron exhibidos en varias ferias de arte y que en la actualidad se encuentran disponibles. Los bolsos de Amaral pueden considerarse como una prolongación de su obra: su continuación con la gama de los dorados, las esquirlas de oro y la finura propia de una confesión que dirime sobre cuadros, círculos y pequeñas figuras.

Sin embargo, esta nueva faceta de la artista colombiana hace de su indumentaria una total atemporalidad que rescata más allá del lugar que ocupan las instituciones convencionales, una nueva forma de un objeto que nos ubica en lo propio. Según Dior se buscan reinventar distintas piezas desde la cuestión ancestral.

Pero queda una especie de insistencia en la escena, hasta qué límite se pueden omitir fronteras entre lugares de exhibición y tiendas de confección. Sobre todo, cuando una pieza deja de serlo para convertirse en otros enseres. Si bien nos preguntamos, también debemos percatarnos de que la obra de Amaral sostiene en ella misma diversas manifestaciones.

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